Museos coyantinos «YoMeQuedoEnCasa»: Cerámica del Bronce Final Atlántico

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Pieza:CERÁMICA DEL BRONCE FINAL ATLÁNTICO

 

Lugar de origen: excavaciones arqueológicas de 1987-1988

Cronología: hacia el 1000 a.C.

Conservado en: Museo del Castillo de Valencia de Don Juan

En anteriores entradas pasamos a comentar la antigüedad de la ocupación humana sita en el yacimiento del castillo y sus alrededores, espacio en el cual se germinó la entidad poblacional que hoy constituye Valencia de Don Juan. Y también atendimos a explicar brevemente la importancia del hallazgo de los diferentes cenizales y vertederos de “basuras” tanto en el foso del castillo como en los alrededores del Jardín Félix Rodríguez de la Fuente, en el contexto de la adecuación y urbanización de los accesos al castillo y su entorno. Cenizales en los cuales se hallaron materiales que aportan muchos datos acerca de aspectos de la vida cotidiana en las diferentes fases de la historia.

También en entradas anteriores ya tuvimos ocasión de describir y comentar la pieza más antigua hallada en nuestra población, que como vimos se trataba de una punta de lanza de bronce que correspondía al horizonte cultural y cronológico del Bronce Final Atlántico, el cual se caracterizaba precisamente por los depósitos de útiles y armamentos realizados en este metal y atendía a prácticas rituales, como ofrendas votivas a las divinidades de las aguas que tendrían una importancia raíz en la religiosidad de esta cultura. En este caso, el lugar del hallazgo fue en la ribera del río Esla.

Hoy os traemos otra pieza que viene a ilustrar la antigüedad del asentamiento humano en nuestro solar, se trata de un fragmento cerámico de aproximadamente 12 cm de alto por 10 de ancho,perteneciente al horizonte cultural del Bronce Final Atlántico, aunque su tipología nos da una cronología un poco posterior a la de la punta de lanza de bronce antes mencionada. La pieza formaría parte de una vasija cerámica de forma globular de borde exvasado.

La pasta, con desgrasantes micáceos y de un color variable que va del amarronado al casi negro nos indica que el método de cocción usado para elaborar la pieza fue de tipo alternante, lo que manifiesta que no existiría un método sofisticado para llevar a cabo el guisado de la pieza. De hecho, en esta época, la tipología del horno para llevar a cabo la cocción de la cerámica consistía en un hoyo en el suelo en el cual se apilaban las piezas cerámicas justo con el combustible a tiro libre, así de sencillo, no controlando por tanto la entrada de aire ni la concentración de oxígeno o dióxido de carbono, lo que nos da como resultado piezas cuya gama cromática va del ocre al marrón y del gris al negro.

Aunque, como estamos viendo, los métodos de cocción no son nada sofisticados, lo que hace interesante a esta pieza es su factura en cuanto a las técnicas de modelado de la misma. Porque todavía quedaban varios siglos hasta que apareciera el torno alfarero, por lo que nos encontramos ante una pieza que fue modelada a mano. El brillo característico de su superficie y que se puede apreciar en la fotografía, corresponde a que se usó la técnica de bruñido: después del espatulado y alisado de la pieza, que se solía hacer con una espátula lisa de madera o de hueso, se dejaba en reposo para que perdiera humedad con el fin de poder manipularla sin que esta se deformara, entonces se procedía a frotar la superficie tanto interna como externa de la pieza con cuero o también con un canto liso con el fin de “pulir” la superficie de la vasija.

Esta técnica de acabado, aparte de darnos un brillo característico, que a su cara externa estéticamente le da cierto atractivo a pesar de carecer de cualquier otro motivo decorativo, proporcionaba a la pieza una superficie con un acabado muy fino, lo que precisamente evitaba que en la parte interior de la pieza se adhirieran restos del contenido que albergaran en algún momento y favorecer con ello su limpieza y reutilización sin problemas de contaminación. Se podría decir que sería una solución para impermeabilizar las superficies de las vasijas de cerámica antes de que se descubrieran otras técnicas como el vidriado, que, en nuestro caso, no llegaría a la península hasta época romana y tampoco de manera generalizada; sería a partir del período andalusí en el que se implementaría y generalizaría el uso de barnices y vidriados en la cerámica, técnicas traídas desde Próximo Oriente.