Pieza: ARADO ROMANO
Lugar de origen: Fresno de la Vega
Cronología: Mediados del siglo XX
Conservado en: Colección de Félix Morán
Exposición Temporal LABRANDO PASADO (ExpoCoyanza)
Como “arado romano” denominamos al apero para labrar la tierra más arcaico de los conocidos en nuestra comarca, no en vano su apelativo refiere a su antigüedad, si bien en este caso se queda corto ya que no fueron los romanos sus inventores, pues ya lo utilizaban los egipcios e incluso en Mesopotamia hace 6.000 años. Ni siquiera fueron los romanos quienes lo introdujeron en la península Ibérica, pues la arqueología ya ha atestiguado su presencia al menos un siglo antes del inicio de la conquista romana.
Empecemos por comentar que no sólo se le llama “arado romano”, pues también se le conoce como “dental”, “común” o “timonero”. Es un apero sencillo y barato, motivos por los cuales pervivió hasta prácticamente el presente para algunas labores.
Básicamente consta de timón, cama, reja y esteva. Gracias al largo “timón” o “lanza” se engancha al yugo para ser arrastrado por la yunta. El timón se uniría a la “cama” o “caña” mediante unas abrazaderas llamadas “vilortas” o “belortas”. La cama es la pieza central curvada que en su parte inferior arrastra al “dental”, que es donde apoya la “reja” del arado. El dental o “rastral” tiene unas “orejeras” o aletas laterales, unos simples palitroques que ensanchan algo el surco tras el trabajo de la reja abriendo la tierra. Finalmente, la “esteva” es el mando o gobierno del arado, terminando en la “mancera” que sujeta el agricultor.
La reja es una de las pocas piezas metálicas del arado, por tanto la más costosa. Puede tener forma de flecha (reja “de cabo”), como la que muestra el arado expuesto de Fresno de la Vega propiedad de Félix Morán, o cónica y hueca (reja “de cubo”) encajando en el dental, teniendo también en la exposición Labrando Pasado uno de estos raros ejemplares cedido por Rubén Roldán.
Los defectos principales del arado romano o dental son su poca profundización en el terreno y el no voltear la tierra. A pesar de ello, como decimos, se han mantenido hasta el presente dada su baratura (no era difícil la autoconstrucción por el propio labrador y su reparación) y la sencillez de su manejo, a pesar de su rigidez, de donde viene el dicho “eres como un arado”.
Descripción o cita del ARADO ROMANO en algunos libros de nuestra comarca:
- Valdevimbre (Rafael GONZÁLEZ PRIETO, 1986:56 y 191): “Arado dental o romano llamado raposo”
- Castilfalé (Mª Dolores ROJO LÓPEZ, 1987:69): “Este instrumento, tirado por caballerías, era el más utilizado en las labores de preparación de la tierra anteriores a la siembra”
- Gusendos de los Oteros (Maximiano PASTRANA SANTOS, 2018:223): “Arao, instrumento para alzar y surcar la tierra”