Iglesia de San Juan
Cronología: c. 1100-1978
Monumentos de Valencia de Don Juan (desaparecido)
Si hace una semana hablábamos de la pérdida de la Iglesia de Santa Marina en el año 1926, mucho más reciente es la desaparición de otro de los templos religiosos coyantinos, la iglesia de San Juan, destruida en 1978. Por tanto, muchos todavía la recordarán, otros el solar que dejó durante años en frente del originario bar “El Pesebre” (solar donde se prendía la hoguera y se saltaba durante la noche del 24 de junio), actualmente ocupado por un edificio donde hasta no hace tanto estaba el supermercado “El Árbol”.
Pues bien, allí se erguía una iglesia parroquial dedicada a Juan el Bautista, puede que desde el siglo XII (en la donación a la Diócesis de Oviedo del año 1118 es una de las advocaciones de los templos coyantinos que ya se citan). Se dice que el templo perteneció a los Caballeros Hospitalarios de San Juan, identificados por la Cruz de Malta (blanca con ocho esquinas), símbolo que abundaba en su mobiliario, remataba el presbiterio e incluso formaba la veleta de la torre.
Como la de Santa Marina, la iglesia de San Juan también tenía soportales de madera, motivo por el que algunos las confunden. Sin embargo, la de San Juan sólo los tenía hacia el Sur, resguardando la portada principal, que era de piedra, con arquería sencilla ojival, sólo con figuras en los arranques del guardapolvo: una esfinge y una humana. Existía otra entrada secundaria que conducía al interior del templo, abierta al Oeste, en este caso con friso de esquinillas y arco de medio punto, todo en ladrillo mudéjar.
Ambas portadas suelen datarse en el siglo XIV, aunque hay autores que las retrasan al XV o XVI. A estas fechas pertenecía la mayor parte de la fábrica del templo, realizado en fuertes muros de tierra pisada (tapial). La piedra apenas existía en la portada Sur, el arco toral y varios sepulcros. El ladrillo era más abundante, pues lo mencionamos en la portada Oeste y también lo tenía la torre o formaba los dobles arcos de las pequeñas ventanas geminadas o ajimeces que poseía la cabecera del templo.
Seguramente cada ajimez se cegó con tierra cuando se añadió en el altar mayor un retablo de madera pintada a finales del siglo XV o principios del XVI, obra hispanoflamenca atribuida al Maestro de Palanquinos (una de las 12 tablas que componían dicho retablo se recuperó en 2013 y actualmente se expone en el Museo de León). Anteriormente la cabecera mostraba unas yeserías que formaban 12 arcos, parcialmente rescatadas antes de la destrucción de la iglesia y que se conservan en el Museo del Castillo de Valencia de Don Juan (mañana hablaremos de las mismas).
No sabemos qué sucedió con otros elementos constructivos de valor artístico, como por ejemplo las vigas que todavía conservaba de sus originarias armaduras de madera, de la nave interior como de los soportales. Se salvaron el posible miliario romano de granito, sobre el que apoyaba el poste de la esquina, que hoy está en el patio de la Residencia Virgen de Loreto. Y dos buenos Cristos procedentes de este templo, el del Amparo (s. XVII) y otro del siglo XIII (el más antiguo de la localidad), que ocupan actualmente los laterales del presbiterio de la parroquia de San Pedro.
Hemos dejado para el final la descripción de la torre de la iglesia de San Juan. Era sencilla, de tapial revestido de ladrillo (no en su totalidad). El cuerpo más alto mostraba dobles arquerías de medio punto en cada lateral, albergando el campanario. Precisamente el agrietamiento de la torre hacia el año 1978 fue el detonante de la destrucción total de un templo que carecía de culto desde muchas décadas atrás. Había sido restaurado en 1931, pero no fructificaron los proyectos para convertirlo en museo local, lamentablemente.