Pieza: VESTIDO DE FIESTA
Lugar de origen: León
Cronología: c. 1927
Conservado en: MEPL Museo Etnográfico Provincial de León. Préstamo temporal para la exposición La Moda Elegante.
Para cerrar el ciclo de Museos de Valencia de Don Juan durante esta cuarentena os presentamos la pieza con la que finalizábamos la exposición “La Moda Elegante” del MITLE. Se trata, probablemente, de la pieza más curiosa de todas las expuestas, un vestido de la segunda mitad de la década de 1920 propiedad del Museo Etnográfico Provincial de León, inédita hasta ahora. Este vestido es muy interesante por su historia y origen. Forma parte de la donación que Don Julio Carro Carro realizó a la Diputación de León, y que es, en parte, la base de la colección del MEPL, Museo Etnográfico Provincial de León.
Don Julio Carro (1884-1976), oriundo de Santa Colomba de Somoza, médico de profesión, pero arqueólogo de vocación, a lo largo de su vida logró reunir una importante colección de objetos etnográficos, tanto de carácter agrícola como de indumentaria popular leonesa, que ahora se encuentra en este museo provincial. La mayor parte de las piezas son de maragatería, aunque también las hay bercianas, probablemente originarias de la familia de su mujer, Purificación Agosti, ponferradina de nacimiento, con quien contrajo matrimonio en 1911. Pero entre tantas piezas populares se encontraba este vestido de moda, donado en 1969 y catalogado en el MEPL como “vestido de charlestón”.
En cuanto a su confección se trata de un vestido muy sencillo. Está formado por dos capas de tejido. La interna, realizada en gasa de seda malva, y la exterior, de un tejido calado de hilo entorchado dorado. La parte superior está compuesta de dos piezas, el delantero y la espalda, con costura en los hombros y en los costados, de manga corta. El cuello, de diferente tamaño en ambos tejidos, deja ver perfectamente la gasa de seda. La parte baja está confeccionada con sendas piezas rectangulares, que rodean la cadera y las piernas, cerrándose con una costura en el lateral izquierdo, y dejando caer el resto del tejido sobrante de forma asimétrica. La costura de unión entre la parte superior y la parte inferior del vestido queda oculta por un cinturón de gasa malva que cierra con una hebilla de metal y vidrios a imitación de diamantes en el lateral izquierdo. También tiene una caída de gasa malva en el hombro derecho que se remata con una gran flor de tela.
Tras la Primera Guerra Mundial el papel en el mundo laboral que las mujeres habían tenido hizo que los cambios sociales fueran imparables, y esto se reflejó en la indumentaria. A lo largo de la década de 1920, los llamados “locos años veinte”, surgieron grandes cambios en la estética femenina. Hay que destacar el paso de los complicados recogidos de pelo a un cabello más corto, a lo “garçonne”, un estilo más andrógino que se reflejaba en una indumentaria más sencilla y menos voluptuosa, con vestidos más sueltos, que apenas marcaba la silueta femenina, más cortos, hasta la rodilla, y de talle bajo. La simplicidad de los vestidos contrastaba con el uso de adornos con lentejuelas, hilos metálicos, boas de plumas, largos collares de perlas y coquetos sombreros.
Lo realmente interesante es pensar que una mujer leonesa, hacia 1927, usó este magnífico vestido, tal como lo pudo haber utilizado cualquier mujer de las grandes capitales de la moda en el resto del mundo, como Nueva York, Paris, Londres, Roma… Las revistas de moda permitían a sus lectoras tener un rápido acceso a las novedades que se estaban generando en las mecas del diseño. Muchos de los números de esta etapa final de la revista “La Moda Elegante” contenían patrones que facilitaba a las usuarias reproducir los vestidos que aparecían en las páginas de la publicación, ya en fotografía. Podemos decir que es la precursora de muchas de las revistas actuales de moda, técnicas textiles, corte y confección, decoración y sociedad que podemos adquirir en los quioscos.
Como os dijimos al principio de esta serie, “La Moda Elegante” comenzó a editarse en Cádiz en 1842 y finalizó en 1927 en Madrid, justamente coincidiendo con la fecha en la que este precioso vestido, punto y final de nuestra exposición, se usó en nuestra provincia.