Pieza: YESERÍAS DE LA IGLESIA DE SAN JUAN
Lugar de origen: Iglesia Parroquial de San Juan de Valencia de Don Juan
Cronología: ¿Siglo XV?
Conservado en: Museo del Castillo de Valencia de Don Juan
La pieza de hoy es solo una pequeña muestra de la belleza de las artes decorativas mudéjares que alguna vez, hace ya años, se podían contemplar en uno de nuestros templos que hoy ya no existe y de los que ha quedado huella en la memoria colectiva de la sociedad coyantina. Se trata de una muestra de las yeserías que ornaban los paramentos interiores de la Iglesia Parroquial de San Juan, hoy desgraciadamente desaparecida, y de la cual hablamos extensamente ayer.
Los fragmentos, que hoy podemos admirar en la última planta del Museo del Castillo de Valencia de Don Juan, fueron donados por D. Antonio Morán, al cual hay que agradecer que los pudiera rescatar del derribo de la iglesia y que son mudo testigo de la destrucción del patrimonio artístico e histórico de nuestra villa. Aunque la muestra de yesería estaba fragmentada, fue restaurada y montada sobre un soporte con el fin de que el espectador tenga una idea fidedigna de la magnitud de esta pequeña muestra de arte mudéjar.
La pieza en cuestión consta de una serie de 12 arcos ciegos que se disponían, aportando relieve y ornamentación, en uno de los paramentos del templo, más concretamente en la cebecera, en la zona del presbiterio, a media altura. Cada uno de los arcos, de medio punto, se articulan por medio de una serie de arquivoltas, polilobulada en primer término y recta la segunda, enmarcadas a su vez por un motivo en forma de cordón que recorre toda la arcada. Los arcos se sostienen sobre pilastras rectas muy estilizadas y alargadas, decoradas con sucesión alterna de hornacinas ojivales y cornisas lisas sobrepuestas que les aportan relieve y un mayor atractivo visual. Al conjunto lo enmarcaba una cenefa de motivos vegetales del cual solo tenemos una muestra en el extremo izquierdo.
El arte ornamental en yeso fue una de las muchas cosas que aportó la cultura desarrollada en Al-Ándalus a nuestra península, y tendría su mayor esplendor durante el Período Almohade, hacia el siglo XII. Atendiendo a esa herencia andalusí, precisamente a los que llegaban a ostentar la maestría en la elaboración de esta magnífica ornamentación se los denominaba alarifes, que viene del término árabe al-arif, que significa ‘experto’. El gusto por este tipo de ornamentación pronto calaría en la élites sociales y políticas de los poderes cristianos del norte peninsular encargando este tipo de decoración para engalanar iglesias, como es el caso, y estancias y salones nobles de castillos y palacios (ya hablamos hace unos días de lo elaborado y profuso en relieves y motivos de las yeserías que adornaban bóveda de la planta superior de la torre del homenaje de nuestro castillo).
Existen varios métodos para llevar a cabo la factura de estos motivos ornamentales. Estaría la que usa la técnica del tallado in situ, es decir, esparcir una gruesa capa de yeso sobre la superficie a decorar, dejarla secar y luego sobre ella dibujar los motivos ornamentales y realizarlos con cinceles esculpiendo en la placa de yeso los diferentes motivos y formas (la más costosa de todas). Una variante de esta es la de esparcir el yeso sobre planchas en las que, después de secas, se dibujan y esculpen a mano los motivos a reproducir; luego estas planchas se adhieren a las paredes con yeso. La segunda técnica es la de verter el yeso en moldes que reproducen los negativos de los motivos ornamentales que, después de secar, al igual que la variante de la primera técnica, se adhieren a las paredes.
Y por último está la técnica mixta, la cual combina el uso de las técnicas antes descritas. En el caso de las yeserías de San Juan, todo parece indicar que se usó una técnica mixta, ya que hay motivos que se puede apreciar perfectamente que están hechos a molde, como la cenefa de motivos vegetales que envolvía la arcada, mientras que otros motivos como el motivo en forma de cordón o las hornacinas de las pilastras, parecen estar hechas in situ. También las arquivoltas, tanto la polilobulada como la recta, denotan algunos “errores” en su factura que parecen indicar que fueron hechas a mano. Para ilustrar eso, adjuntamos al final una foto de detalle en la que se marcan e identifican las diferentes piezas que conforman la cenefa, realizadas todas ellas a molde y luego ensambladas en la pared.
Por supuesto que las yeserías de San Juan no son comparables a espléndidos ejemplos de este arte que podemos encontrar en la Sinagoga del Tránsito de Toledo, el Alcázar de Segovia oel Real Alcázar de Sevilla… O sin irnos muy lejos de nosotros, a la profusa decoración del fastuoso arco de yesería que perteneció al Palacio Real de León y que hoy se conserva en el Museo Arqueológico Nacional; pero, aun así, las yeserías de San Juan son un digno ejemplo de este fastuoso arte y, lo mejor de todo, es que son nuestras.